sábado, 14 de septiembre de 2013

Rozar tus manos, tu piel...


Para las personas que me conocen, que confiese que soy un fanático del teatro no es ninguna novedad. Siempre que puedo intento escaparme y sumergirme en el mágico mundo de las tablas. Pero esta vez tuve una función de teatro especial.

Esto pasó cuando 'recién' nos conocíamos. La primera vez que escuchamos nuestras voces (mediante una llamada) fue divertido y después de una larga conversación salió un plan casi esporádico: tenías que ir a ver distintas obras de teatro y me pediste acompañarte. PLAN PERFECTO! Por lo menos para mi!! No se que tipo de curso te deja ir a ver varias obras como trabajo a realizar pero a mi me vendría perfecto. Felizmente, para esa fecha habían varias obras en escena que quería ver, pero elegimos ver una en particular y por mutuo de acuerdo... y el tema de la obra estaba más que ideal para este momento. 

Quedamos ir un jueves y, a pesar de que tenías clases hasta las 7 y que la función era a las 8, llegamos lo suficientemente a tiempo como para ver lo que habia encima del escenario antes de que empiece el show y eso era una de las cosas que tanto quería ver. Las primeras notas empezaron a sonar (si, era una obra musical) y yo empece a sumergirme en la música, pero queriéndote llevar en ese viaje a ti también. Había cierta timidez entre los dos por ser la primera vez en que nos veíamos; hasta que sonó una canción, una canción en específico, LA canción y te susurre al oído que prestaras atención a lo que decía. Me miraste a los ojos e hiciste el gesto de aceptarlo con la cabeza. Es la primera vez que iba al teatro acompañado de alguien especial y la primera vez que 'dedicaba' a alguien una canción que estábamos escuchando en vivo. Felizmente la canción puso todo de su parte. Noté que te gustó mucho y una mirada algo caída cuando terminaron de cantarla. Tus labios dijeron 'gracias, es muy linda' en silencio y para mi eso fue TODO! Luego de aplaudir a los actores por habernos dado tan emotiva escena tus manos bajaron buscando las mías y las encontraron con la mayor disponibilidad de recibir tus delgados dedos. Nuestras manos estaban ahí, entrelazas, prácticamente en público y sin que me interese lo que puedan pensar. Era un momento único, estaba sintiéndolo y viviéndolo, sintiendo lo real y mágico que puede ser simplemente juntar unas manos y todo lo que puede significar cuando lo haces con una persona a quien quieres. Nos quedamos así el resto de la obra, intercambiábamos miradas cada cierto tiempo, buscábamos nuestros ojos entre cada risa provocada y también nos conmovimos con la parte final pero seguíamos ahí, tomados de la mano por primera vez.

Lamentablemente la obra terminó y esa burbuja de ternura tuvo que reventarse. Fuimos hasta tu casa y te deje ir aunque no lo quería, y luego llegue a mi casa aunque tampoco lo quería. De haber sido por mi me quedaba sentado toda la eternidad en esas butacas del teatro contigo al lado, pero ahora ya estoy en mi casa... aunque con una sonrisa enorme en el rostro y la alegría de que en esta noche todo fue más hermoso de lo que pensé.

No hay comentarios:

Publicar un comentario