viernes, 27 de septiembre de 2013

Mejor partir cuando hay amor

Mejor partir cuando hay amor
creyendo aún en él
sintiendo como es.
Quiero soñar e imaginar
que tu y yo no tenemos final.

No tengo ninguna autoridad para decirles que hacer ante algunas circunstancias, pero espero que tomen en cuenta la especie de reflexión que haré sobre lo difícil que es decir adiós a alguien, pero que definitivamente es mejor decirlo cuando aún queda amor.

Las despedidas nunca han sido ni serán gratas para una de las partes y, en situaciones extraordinarias, para ninguna de las dos; y mas aún cuando existe un sentimiento llamado amor de por medio (vale aclarar que me refiero al amor de pareja, porque el amor hacia amigos o familia es completamente distinto) pero creo que si existen formas de evitar sufrimientos futuros para ambas personas. Pongámonos en distintos casos:
  • Conoces a una persona y se empiezan a llevar de maravilla, hasta que uno se da cuenta que la otra persona esta pensando y sintiendo en una forma en la que tu no ves las cosas... acaso no es mejor despedirse antes que todo se arruine?
  • Te enamoras por completo de alguien y el sentimiento es correspondido pero no en la misma medida por ambas partes y esas cosas, a la larga, siempre terminan mal porque implican diferentes niveles de compromiso... acaso no es mejor despedirse antes que todo se arruine?
  • Empiezas una relación a pesar de tener dudas no de la otra persona, si no con problemas y dudas que vas arrastrando de hace algún tiempo, y sabes que esas personas pueden afectar de mala forma a la otra persona... acaso no es mejor despedirse antes que todo se arruine?
  • Llevas mucho tiempo con una persona, al inicio el amor brotaba por los poros y todos los que los veían querían tener un amor así, pero con el tiempo el amor empieza a desgastarse y después de intentarlo no logra reflotarse... acaso no es mejor despedirse antes que todo se arruine o venga alguna infidelidad?

En ninguno de los casos digo que continuar sea algo equivocado, es mas, posiblemente existan casos de resultados favorables en situaciones como estas (y para ser sincero, quizás yo continúe e intente hasta el último momento) pero también seamos concientes de que las probabilidades de que termine muy mal son muy altas. Si se hizo todo lo posible por mejorar todo y aún así no se solucionaron las cosas... acaso no es mejor despedirse antes que todo termine pésimo y empezarse a hacer daño?

Siempre en situaciones en las que ya no exista amor, será mejor retirarse y dejar un bonito recuerdo que insistir y convertirse en una verdadera molestia. No se pierde lo que no tuviste, no se mantiene lo que no es tuyo y no puedes aferrarte a algo que no se quiere quedar. Es mejor dejar un bonito recuerdo que ser una molestia, si eres valiente para decir “Adiós” la vida te recompensará con un nuevo “Hola”. Tengámoslo en cuenta.

sábado, 14 de septiembre de 2013

Rozar tus manos, tu piel...


Para las personas que me conocen, que confiese que soy un fanático del teatro no es ninguna novedad. Siempre que puedo intento escaparme y sumergirme en el mágico mundo de las tablas. Pero esta vez tuve una función de teatro especial.

Esto pasó cuando 'recién' nos conocíamos. La primera vez que escuchamos nuestras voces (mediante una llamada) fue divertido y después de una larga conversación salió un plan casi esporádico: tenías que ir a ver distintas obras de teatro y me pediste acompañarte. PLAN PERFECTO! Por lo menos para mi!! No se que tipo de curso te deja ir a ver varias obras como trabajo a realizar pero a mi me vendría perfecto. Felizmente, para esa fecha habían varias obras en escena que quería ver, pero elegimos ver una en particular y por mutuo de acuerdo... y el tema de la obra estaba más que ideal para este momento. 

Quedamos ir un jueves y, a pesar de que tenías clases hasta las 7 y que la función era a las 8, llegamos lo suficientemente a tiempo como para ver lo que habia encima del escenario antes de que empiece el show y eso era una de las cosas que tanto quería ver. Las primeras notas empezaron a sonar (si, era una obra musical) y yo empece a sumergirme en la música, pero queriéndote llevar en ese viaje a ti también. Había cierta timidez entre los dos por ser la primera vez en que nos veíamos; hasta que sonó una canción, una canción en específico, LA canción y te susurre al oído que prestaras atención a lo que decía. Me miraste a los ojos e hiciste el gesto de aceptarlo con la cabeza. Es la primera vez que iba al teatro acompañado de alguien especial y la primera vez que 'dedicaba' a alguien una canción que estábamos escuchando en vivo. Felizmente la canción puso todo de su parte. Noté que te gustó mucho y una mirada algo caída cuando terminaron de cantarla. Tus labios dijeron 'gracias, es muy linda' en silencio y para mi eso fue TODO! Luego de aplaudir a los actores por habernos dado tan emotiva escena tus manos bajaron buscando las mías y las encontraron con la mayor disponibilidad de recibir tus delgados dedos. Nuestras manos estaban ahí, entrelazas, prácticamente en público y sin que me interese lo que puedan pensar. Era un momento único, estaba sintiéndolo y viviéndolo, sintiendo lo real y mágico que puede ser simplemente juntar unas manos y todo lo que puede significar cuando lo haces con una persona a quien quieres. Nos quedamos así el resto de la obra, intercambiábamos miradas cada cierto tiempo, buscábamos nuestros ojos entre cada risa provocada y también nos conmovimos con la parte final pero seguíamos ahí, tomados de la mano por primera vez.

Lamentablemente la obra terminó y esa burbuja de ternura tuvo que reventarse. Fuimos hasta tu casa y te deje ir aunque no lo quería, y luego llegue a mi casa aunque tampoco lo quería. De haber sido por mi me quedaba sentado toda la eternidad en esas butacas del teatro contigo al lado, pero ahora ya estoy en mi casa... aunque con una sonrisa enorme en el rostro y la alegría de que en esta noche todo fue más hermoso de lo que pensé.

domingo, 8 de septiembre de 2013

Un beso cerraría este final


Desde que termine la universidad me he reencontrado con tiempo libre para hacer algunas cosas que fui postergando y con los fines de semana fuera de preocupaciones por entregas de taller y cosas típicas de la carrera. Practicamente desde que termine clase no he tenido fin de semana tranquilo... salvo este sábado que decidí quedarme en casa.

Estaba de lo más tranquilo echado en mi cama viendo televisión por la tarde hasta que sonó el teléfono. Mi mama contestó y se notó inmediatamente el cambio en su tono de voz y un trato cordial con la persona que estaba al otro lado. Deje de prestar atención a la llamada pues seguían hablando y me concentré en la tv nuevamente... hasta que se acercó con el teléfono a decirme que la llamada era para mi. Todo se me hizo rarisimo y mi única reacción fue la de llevar el auricular al oído. Escuché tu voz, tu inolvidable voz y me puse a reír. La conversación fue corta porque solo querías confirmar si estaba en casa y si iba a quedarme ahí para llegar en 30 minutos.

Y tal como dijiste, llegaste a mi casa a los 30 minutos, justo cuando mis papas estaban saliendo, lo que me hizo recordar el increíble afecto y buen trato que siempre has tenido con ellos. Una química natural y nada forzada que mis papas tienen con pocas personas. Dijiste que estabas de pasada porque habías quedado encontrarte con otra persona en una hora... pero con el transcurrir de la noche terminaste llamando a cancelar esa cita. Nos quedamos hablando tontera y media, como siempre, y filosofando cada cierto tiempo. Hicimos el típico repaso de las personas mas allegadas que teníamos en el cole y ver si alguno tenía novedades de ellos. Fuiste a "atacar" la alacena, como siempre, y termine dandome cuenta que ya era hora de pedir comida. La noche avanzó y siguió igual de genial. Hablábamos, comíamos, reíamos, hacíamos todo lo que no hicimos hace tanto tiempo. Estaba de regreso a épocas del cole! Había retrocedido 6 años al pasado! Realmente estaba disfrutando tu compañía en cada momento y sintiendo que los buenas épocas juntos habían regresado... pero era obvio que todo tendría un final. El tiempo avanzó y la noche empezaba a terminarse. Me pediste acompañarte hasta tu casa y, también como siempre, no pude negarte pedido alguno e incluso acepté llevar a mi mascota a pesar de que estaba lloviendo fuera. Empezamos a caminar y primero cruzamos el parque... yo iba lento como para poder hacer una fotografía mental de cada instante y no olvidarlo nunca. Seguimos avanzando y comenzaste a contarme la que, creo, fue la razón por la que fuiste a mi casa: tomaste la decisión de irte de Lima a finales de año. Era innegable y era una decisión tomada por las cosas que están pasando en tu vida. Todo en verdad era una especie de despedida anticipada.

Llegamos a tu casa y ambos queríamos quedarnos ahí, conversando, a pesar de la lluvia. Nos mirábamos y no sabíamos como despedirnos porque, en el fondo, ambos sabíamos que esta pudo haber sido la ultima vez que estemos así de cerca y así de unidos como en los viejos tiempos. Mi perro estaba incómodo por la innegable cantidad de gotas que tenia sobre el cuerpo y comenzó a ladrar. A falta de excusa para nosotros dejarnos ir, fue este animal el que nos hizo decir que era hora de irme. No se el momento exacto pero antes de darme cuenta ya estábamos frente a frente y nuestros brazos empezaron a buscarse para envolverse en por un tiempo indefinido. Fue uno de esos abrazos que hacen sentirlos de verdad. Nos miramos fijamente hasta que reaccionaste agitando la cabeza y dándome una palmada en la mejilla me dijiste que ya era hora de partir. Asentí con la cabeza, te volví a abrazar y emprendí mi rumbo con la plena seguridad de que si hubiéramos estado en otro tiempo u otro lugar, un beso cerraría este final.