domingo, 23 de marzo de 2014

El Ravito


 
No lo he contado aquí, pero desde hace unos meses tengo auto. Quizás sea un poco raro, pero ha sido bautizado por mi como "el ravito" haciendo referencia a su modelo.
 
Ya tenía la licencia de conducir justo unas semanas antes de que el auto este listo para ser sacado de la concesionaria. Obviamente estaba nervioso porque tenía pocas horas manejando en el "lindo tráfico" limeño y porque tenía la responsabilidad de hacer llegar el auto sano y salvo hasta mi casa. Felizmente todo salió bien y algunos de los errores estoy seguro que los corregiré con la práctica.
 
En todo este tiempo, las salidas han sido solo fines de semana a visitar a familiares o ir de compras con mis papas... hasta el viernes pasado. Esa noche tenía una parrilla agendada con la gente de la oficina, pero también tenía la intención de poder juntarme con alguien que en este tiempo ha empezado a marcar diferencia. Así que hice llamadas y coordinaciones necesarias para poder regresar a casa y volver a salir, pero esta vez con el ravito. El plan era pasar por su casa e ir a cenar algo, y eso es lo que pasó. Lo bacán que tenemos es que cada que hablamos o salimos todo se hace de forma muy natural. Hasta el momento nunca hemos tenido uno de esos momentos en los que no sabes como seguir la conversación y el silencio incómodo se hace evidente. Eso no nos pasa, felizmente. Salimos de cenar y estuvimos conversando un buen rato en el estacionamiento hasta que salimos a dar vueltas y andar sin rumbo establecido. No se como, pero llegamos a un parque (que resultó estar cerca a su casa) y nos quedamos conversando ahí largo y tendido y de una diversidad de temas increible. Eso me gusta, y mucho. Y tengo entendido que no solo es algo mio, si no que es algo compartido porque si no, no tendríamos mas salidas planeadas, no? En fin, la hora avanzó hasta que nos dio mas de las 3 de la madrugada y era hora de regresar. Llegamos a su casa y nos despedimos, no sin antes decirle que aprecié mucho su compañía y que tuve una muy agradable primera salida en el ravito. Esperé a que entre a su casa y luego partí rumbo a la mía.
 
No pude haber tenido mejor compañía a la primera salida por mi cuenta en el ravito. Eres la primera persona (no familiar) que se ha subido y eres la primera persona (no familiar también) que me ve manejando, y estoy feliz de que haya sido así. Ese asiento de copiloto, como yo mismo te lo dije, es tuyo.

miércoles, 5 de marzo de 2014

A escondidas


Desde hace un tiempo he empezado a notar que las cosas que pasan sin planear generalmente son las mejores.

Eso es lo que pasó hace unas semanas. Era sábado y no tenía ningún plan para esa noche. Empecé a conversar con amigos del colegio y decidimos hacer algo. Buscamos algún evento disponible para esa noche hasta que nos decidimos por uno interesante y que se nos hacia cerca. Quedamos previar en casa de una amiga y yo quede ir con alguien que terminó uniendose a pesar de que no conocía al resto de personas y tampoco había planeado salir esa noche (como ya había pasado en otra ocasión). Tomamos y bailamos un poco como para ir todos ya empilados. Ya en la fiesta, nos quedamos todos juntos pero no cerca dentro del local. La música estuvo bastante buena y la compañía, creo yo, fue la adecuada y precisa.

La noche avanzó y algunos ya estaban con ganas de querer irse, asi que empezamos a salir de a pocos entre la cantidad de gente y algunos empezaron a quedarse atras, quedando solo yo y la persona con quien fui esa noche. Nos quedamos esperando cerca a la puerta de ingreso a que los demás terminen de salir, y en ese tiempo empezó a contarme de un desplante que le hicieron más temprano. Yo miraba fijamente su rostro mientras me contaba todo y ponía gestos de estar atento a lo que me decía hasta que, no se en que momento, simplemene acerqué mis labios a los suyos y nos besamos. Un beso... y una pregunta: porque recien haces esto? Y una respuesta sincera: porque este era el momento de hacerlo. Nos quedamos sentados esperando a que salgan y ya todos juntos salimos del local y tomamos un taxi que haga ruta dejando a cada uno en sus casas. Nos sentamos en la fila de asientos de la parte de atrás del auto junto con una amiga. Yo estaba normal dentro de todo hasta que noté que levantó un poco la pierna que estaba hacia mi lado y dejó caer su mano junto a la mía, entrelazandolas con mi complicidad completamente a escondidas.

Como estaba al lado de la puerta, tenía que bajar de todas maneras para que también pueda hacer lo mismo y, sin pensarlo, decidí quedarme y asegurarme que entre a su casa... lo cual era completamente innecesario pero era una excusa algo creible como para quedarme. Cruzamos la pista y nos quedamos parados frente a la puerta, como quien espera a que pase algo... hasta que volvimos a besarnos y estabamos ahi, frente a su casa en plena madrugada y a vista y paciencia de todas las personas que pasaban por ahi a pesar de la hora. Y en verdad, no lo pensé en ese momento y no le di importancia hasta ahora que me doy cuenta de lo público que fueron esos besos y se me empieza a dibujar una sonrisa. Una sonrisa timida por que yo jamas habia pensado que podria estar en una situación así, pero que recuerda con alegría ese momento.

Yo, sinceramente, no quería que se acabe ese momento y si por mi fuera, me quedaba ahi hasta verme obligado a regresar a casa por la luz del amanecer... pero eso no iba a pasar y tuvo que haber un adiós después de varios intentos que cada uno, en distintos momentos, evitamos se concreten. Después de ver que entró a su casa, yo empecé a caminar hacia la mía. Bueno, caminar no. Empecé a flotar en dirección a mi casa... con una amplia sonrisa e incredulidad de lo que había pasado pero con la seguridad de que al día siguiente debía dejar todo como una anécdota.

Y así termina este post. Si, aquí acaba. Simplemente contando lo que pasó tal cual fue y sin intención alguna de dejar algo a la expectativa ni empezar a pensar o darle vueltas en mi cabeza. Es lo mejor.