lunes, 21 de octubre de 2013

Never can say goodbye



Para las personas que me conocen, lo que voy a decir quizás no es ninguna novedad porque es algo bastante notorio en mi: me cuesta mucho decir adiós. Y con decir adiós no es decirle nos vemos más tarde o hasta pronto, si no darle una despedida definitiva... un adiós de toda posibilidad de ser algo o un adiós de mi vida. No puedo hacerlo!

No se las razones o quizás si las se y no quiero aceptarlas. Por momentos creo que es porque me tomo muy en serio a las personas que llegan a mi vida y que, quiera o no, terminan marcandome; otras veces siento que me aferro demasiado a las personas y a los buenos recuerdos que me dejan; otras veces pienso que olvido demasiado rápido o que suelo dejar de lado (de forma absurda) todos los errores para quedarme solo con las mejores cosas... los mejores recuerdos; y otras veces siento que son mis ataques de soledad que me hacen aceptar y perdonar errores que se que me harán mal a la larga.

Todo esto lo evidencie más que nunca con el retorno de alguien que tuvo un post de despedida hace unos meses pero que deje regresar de la manera más simple. Después de lo que conté aquí y por otras circunstancias bastante infantiles, me eliminó de toda red o forma de comunicarnos (excepto por whatsapp que intento hablarme algunas veces pero yo no tenía interés alguno en empezar una conversación) así que no había manera alguna que podamos seguir en contacto como antes. Hasta que hace unos días me envió una solicitud de amistad en Facebook y, aunque lo dude un momento, terminé aceptando. No le di importancia hasta que empezó a hablar y como 'lo cortez no quita lo valiente' respondí y empezamos a conversar hasta que, después de un rato, todo explotó: Con una autoridad que hasta ahora no se en que momento se atribuyó, empezó a decirme que era una persona completamente diferente e incluso llegó al extremo de decir que no soy para nada la persona de la cuál se "interesó"... QUÉ??? Que tal conchudez! Claro que soy diferente! El tiempo no pasa por las puras y algunas cosas en mi cambiaron. Además, ya no la veía y hablaba con ojos de alguien interesado (jamás diré que fueron de amor porque no lo fueron) si no solo veía con ojos de alguien conocido, así que no tenía por que soportar cosas que antes si soportaba y eso fue lo que mas le chocó.

Lo grave del asunto es el hecho de que, después de esas infantiles reacciones y que me trato pésimo en distintos momentos, acepté que regresara así... sin mas, sin complicaciones, con toda la vía plenamente libre para venir a decirme lo que se le pega en gana y yo quedarme sin responder gran cosa. En verdad no es que me afecte o que me tome muy en serio las cosas que me dice porque, en el fondo sé, que lo dice con algo de despecho al darse cuenta que con el tiempo superé todo y que es parte del pasado; pero esta mal que no me ponga barreras a personas del pasado para que regresen y se que esa facilidad me traerá problemas en el futuro.