miércoles, 22 de julio de 2009

Finales, taller y lagrimas... no da igual

Si bien es cierto que la entrega final de taller fue hace bastante tiempo, creo que era mas que necesario que sea así porque las emociones que puede causar esta clase de acontecimientos en la vida de cualquier estudiante de arquitectura son fuertes, peor aun... si es que no te fue bien.

Para los que son un poco ajenos al como se desarrolla la carrera de arquitectura, por lo menos en la universidad donde estudio, la currícula esta basada en talleres. Una especie de columna vertebral de 10 cursos (1 por ciclo) donde básicamente se diseñan distintos proyectos a través de los famosos planos, cortes, elevaciones, detalles, vistas 3D y demás. Para ser honestos, aprendes a la mala a diseñar. Todos ingresamos con una idea que poco a poco va puliéndose con las 'criticas' que nos hacen los profesores/arquitectos. Esto de criticar tu planteamiento arquitectónico puede ser muchas veces complicado porque algunos de los profesores/arquitectos usan palabras fuertes para dar a entender de que lo planteado esta mal. Palabras como: 'que haces estudiando arquitectectura', 'no sirves para esto', 'no tienes idea alguna de lo que significa diseñar' y un largo etcétera; pueden ser comunes en estos conversatorios con los profesores. Esto es chocante para cualquier persona, pero especialmente para algunas.

A lo largo del ciclo se va volviendo todo mas tenso, se van juntando cosas en el desarrollo del proyecto porque los profesores van pidiendo mas cosas y porque, generalmente, se juntan con los demás cursos que usualmente llegan a estar un poco descuidados por darle prioridad a taller.

Y así vamos llegando a las fechas de entregas finales. Generalmente estos días son tensos, largos y el ambiente se vuelve mas que cargado. Muchas veces el tiempo no es suficiente a pesar de las noches de desvelo, por lo que el día de la entrega final es usual ver rostros pálidos, ojerosos y personas que con las justas pueden caminar de la entrada de la universidad a la puerta del taller donde es la entrega. Además, están las personas (como yo) que llegan siempre tarde a la hora programada, lo que le añade una tensión extra porque a veces los profesores no dan tolerancia y te tienen con la cara pegada a la ventana de la puerta suplicando que habrán la puerta para poder dejar tu proyecto y que lo califiquen. Y a todo esto hay que sumarle el caos y loquerío que es plotear (imprimir en formatos de papel mas grandes que un A4) un día antes a la entrega o el mismo día porque todos, repito: TODOS, están imprimiendo a la vez... o sea, todos están tensos gritando de que manden sus laminas al plotter porque tienen que entregar. Y no faltan las impresiones mal hechas y, si... eso pone a uno mas tenso aun. Y para coronar todo, debemos sumar la espera por las notas, que usualmente es de 2 a 3 horas... salvo algunos malditos desconsiderados que te tienen 5 o 6 horas... o algunos que no dicen nada o que dejan en ascuas hasta el día siguiente. MALDITOS!!! Esta espera se da frente al salón de taller. Es decir, en el pasadizo. Si, todos desparramados en el piso durmiendo, jugando con el celular o simplemente nerviosos por la nota que vayan a poner. Esos pasadizos parecen campos de guerra... todos tirados en distintas posiciones o arrumados uno sobre otros.

Hasta que llega el momento en que abren la puerta porque terminaron de corregir... todos reviven y algunos se tensan mas aun. Este momento es triste. A veces es un momento de gloria al ver que estas entre los mejores proyectos, otras veces es un sentimiento de complacencia al saber que no te fue mal, otras veces es un sentimiento de alivio porque sacaste la nota necesaria para pasar y otras veces es un sentimiento adverso, pues no lograste pasar el taller. Este último sentimiento es horrible. Sientes algo en el pecho inenarrable. Ver lágrimas es muchas inevitable... es muy triste y decepcionante, no solo para los que desaprobaron si no para las personas cercanas a ti porque, a diferencia de otras carreras, recuperar y nivelarse luego de jalar un taller es practicamente imposible, lo que significa que es muy probable de que no vuelvas a llevar taller con esa personas.

Luego de esto viene un periodo de vacaciones y, como lo dije de manera un poco torpe en un post anterior, todo en esta vida es cíclico. Da vueltas... regresa al mismo punto. Y un nuevo taller empieza y las emociones descritas, tarde o temprano, regresan.